domingo

Instalación en el Fortín de la Marina, Sans Souci

Exposición Agua Secreta



Cruz María Dotel y la Cosmogonía del Agua

Por Cesar Zapata



Intentar dialogar con los símbolos y estructuras lúdicas de Cruz María Dotel, es viajar a las representaciones del misterio, a la exploración de universos imaginarios donde la armonía y el silencio parecen ser las premisas de la pintura. Situada entre la sobriedad y el juego, entre la gestualidad y retoque, entre hallazgos y cálculo estas esferas reposando suspendidas entre un azul acuoso nos brindan la emoción de la infinitud.

La tendencia hacia los símbolos mandala nos habla de la posibilidad de los múltiples estados visuales en que podemos situarnos (sentirnos) en contraste con la unidad sígnica que ellos constituyen. La mirada se acomoda en una gestalt de la armonía: lo múltiple perceptivo tendiendo hacia un centro único. El círculo rítmico de donde todo fluye como el agua.

El predominio de blanco sobre azul acentúa la transparencia de unas formas, a veces ocre, que en “esfumata” nos hace ver formas terrosas, vidas a penas latiendo en estado larval, figuralidad presentida en la multiplicidad-unidad. Dar a ver debajo de lo acuoso, palpitaciones, transfiguraciones, formas que se desplazan como en el sueño operando en el ojo como una alucinación transitoria.

El colorismo propio de la plástica nuestra, y muy particularmente entre los más destacados pintores de la generación ochenta, cuya fuerza, a no dudarlo, ha influido en los posteriores cultores del arte de pintar, no es la premisa de donde parte Cruz María Dotel. Ella tiende hacia la luz y a un casi monocromatismo que nos aproxima al silencio, a la mística meditación entre el cuadro y su ojo.

De este modo, el diálogo entre la visión y lo visto tiene su sintaxis en la brevedad cromática que por contraste abre una inmensidad abisal, una cosmogonía donde todo se hace pequeño y tiende hacia la fuerza centrífuga de cuadro.

Una pintura en contra del dogma. Revelada en su pureza. Situada en su centro como un gran magneto que atrapa a la mirada. La geometría del círculo y su carga esotérica.

No hay formas angulares ni contornos fuera de la fuerza de la que parece emerger el círculo. El punto de fuga es fuerza centrífuga donde vemos algo pero no lo vemos como es sino como puede ser en nuestra propia historia de espectador.

Reflejo del mundo o gota del agua primigenia, en los cuadros de Cruz todo está a punto de hacerse, de acontecer como forma. Algo está esperándonos debajo del ritual del blanco.

El juego especular entre un mundo a punto de hacerse y un espectador que se siente tirado hacia adentro del cuadro. De la circularidad dentro del cuadrado. De la energía en la calma. De la policromía a punto de emerger de textos cuasi monocromático. De el diálogo posible con el silencio. Todo esto es el juego de las oposiciones donde solo es posible una lectura en clave poética, lo demás es tecnicismo que podría matar la metáfora del mundo posible que nos da ver una pintora enamorada de las cosmogonías.

sábado

Cruz María Dotel, un grito pictórico por el agua

POR MARIANNE DE TOLENTINO


El agua condiciona la vida, y el problema de su escasez es tal vez el más serio que presenta nuestro planeta y sus habitantes. Reportan que, desde 1900, la necesidad de agua dulce se ha sextuplicado, que el 20% de los habitantes no tiene agua potable, y por la temperatura creciente, los hielos polares se derriten y modifican las corrientes marinas. Un grito de alerta y la toma de conciencia se imponen.
¿Que puede hacer el arte? Nada, responderán... Sin embargo, a pesar de su debilidad ante los grandes poderes y fuerzas depredadoras del ecosistema, los artistas pueden testimoniar y demostrar, a través de la imagen, su compromiso con el elemento básico de la supervivencia. Así sucede con Cruz María Dotel, que ha convertido el agua en el tema de una creación visual de intensa poesía.
Cruz María Dotel forma parte de una nueva generación de artistas cuyo despegue en el oficio se ha iniciado con el tercer milenio, y siempre lamentamos no haber disfrutado su impactante exposición individual, casi espeleológica, presentada en una cueva natural capitaleña. Nos interesó mucho su participación entre cuatro artistas mujeres, que, en el 2003, se exhibió en Casa de España.
Esa profesional seria posee un temperamento inquieto, original e investigador. Se apasiona tanto por la pintura como por la escultura y las instalaciones, estudiando las distintas formas de percepción sensorial. Es evidente que los medios y los materiales disponibles limitan a Cruz María Dotel y a sus intenciones, un inconveniente que confrontan la mayoría de los jóvenes en sus búsquedas, pero que al mismo tiempo les impone disciplina. La cerámica también le favorece: las piezas en las que combina a veces el barro y la madera, revelan técnica y expresión, con perspectivas abiertas. Óxidos y esmaltes consiguen una textura particularmente atractiva.
La artista fusiona la expresión física y metafísica. Investiga el agua, desde la gota magnificada en escultura colgante hasta los torbellinos, las tormentas y el ojo del huracán. Más allá del elemento natural, se desprende de las obras –especialmente aquellas pintadas sobre soportes circulares– una fuerza cósmica. El Génesis y los elementos de la creación motivan a Cruz María, y una especie de movimiento perpetuo recorre su pintura, sustanciosa, emergente, matizada, donde lógicamente el color se concentra en una gama amplia de azules. Aquí una paleta fundamentalmente monocromática absorbe y proyecta la luz.
“Confluencias”, un título que evoca el flujo y reflujo de las aguas, tiene por lecho… la secular y acogedora Casa del Tostado.

miércoles

SEMIOSIS DE LOS MUNDOS DEL AGUA DE CRUZ MARÍA DOTEL

Por Gilda Matos

La artista nos presenta una visión cosmogónica que centra al agua como el elemento viviente, generativo de los mundos imaginados en sus sentidos. Su mirada toma como referente a la realidad terráquea en una lectura crítica y poética a la vez de la vida del planeta a través de texturas, formas, y colores, relaciona este elemento vital en su iconicidad y simbolismo, atribuyéndole múltiples significados en el contexto de nuestra isla donde el imaginario colectivo, el sufrimiento, las angustias y las esperanzas se vinculan a algún torrente de agua, ya proceda de lágrimas de sus habitantes, del cielo o del mar.

La imagen visual de Cruz María se expresa en su forma o significante de manera distinta según las proximidades de su percepción, en la lejanía, al aguzar los sentidos por la inferencia al Planeta Azul, prestando atención a la presencia del agua en la forma del mundo natural En la cercanía, representación del ojo observador con la ambigüedad al mismo tiempo, de la sensualidad y redondez del seno materno, ambos comportamientos humano en analogía en el medio ambiente.


Cruz comunica su universo textual a través de los siguientes signos e imágenes simbólicas:

El Color: Utiliza de manera preponderante el color primario azul en su gama tonal fría con valores altos, en sentido denotativo expresa tranquilidad; pero en lo connotativo convulsión, movimiento, pensamiento fantástico y palpitante, gesto inquisidor sobre la interacción del hombre y la naturaleza.

La Forma: Recurre principalmente a la redondez como similitud al sistema circular del mundo, el universo y la feminidad.

El Elemento Agua: Se constituye en expresión simbólica de la naturaleza y del ser humano: gota suspendida, aire, mar, río, agua mansa, agua brava, agua en balsa enunciado de viaje truncado y muerta la esperanza.

Textura: Crea superficies con tela, madera, vidrio y arena busca comunicar sensación orgánica, que en el caso de la soga se convierte en símbolo de salida al caos del ser humano en detrimento de la naturaleza. La cerámicas sobre madera connota la fosilización del elemento agua y con ello, la vida.

Cruz María Dotel crea una imagen pictórica que nos revela los mundos del agua produciendo semiosis sobre su visión estética de este elemento tan importante para supervivencia del género humano.

TODO FLUYE


por Dr. Laura Gil Fiallo


Un universo acuático, en el que las formas parecen brotar solo que para ser reabsorbidas, el absoluto dominio de las virtualidades, de las posibilidades y latencias, es lo que se muestra ante nuestra visión en esta exposición de Cruz Maria Dotel, una muestra donde se fusionan recursos visuales que proceden del impresionismo, el simbolismo y la abstracción informalista con la escultopintura, y también con land art y el arte ecológico de fin de siglo, en un conjunto donde las formas fluctuantes, los colores, las texturas , los efectos de luz y el espacio, además de la propia naturaleza , los sonidos y ritmos del agua y la interacción entre todos estos elementos, se combinan en una especie de arte ambiental , que no solo impresiona simultáneamente casi todos nuestros sentidos, sino que también integra lo natural y loartístico en un ámbito dialogal, en el cual naturaleza y cultura dejan de ser los extremos de una dicotomía, para revelarse como términos ínter actuantes, cada uno de los cuales es la referencia obligada del otro, su soporte, su razón De existir.El verde y el azul acuáticos, los tierras, los reflejos al que la ilusión óptica hace casi semovientes, con un lenguaje plástico muy diferente del hiperrealismo, concretizan en la pintura de Dotel una especie de realismo integrador, en tanto que convoca los poderes de la evocación sinestésica, incluso las sensaciones térmicas, la ingravidez del cuerpo que flota, los aromas y sonidos..... y todo el universo del símbolos que alude la poética bachelardiana de las aguas profundas, cristalinas o primaverales, y su identificación con los flujos del inconsciente , y con una ontología de las fuentes del Ser, con la sabiduría de los antiguos milesios y aquel " sentimiento oceánico", que el psicoanálisis vincula con la nostalgia del estado prenatal y con la fusión mística con el universo. Las alusiones al mundo vegetal y los reptiles son también parte de un ancestral complejo simbólico que los relaciona con la fertilidad de que es portadora el agua y con el movimiento ondulante de su superficie.El agua como origen, como dominio de los sentimientos, como recipiente de las latencias del ser, como fuente de la vida, reaparece y se recrea una y otra vez en esos tonos que resumen lo que Kandinsky llamaba la energía interna del circulo, y el sentido de la totalidad que informa los ritmos sagrados de la naturaleza y el Cosmos.

El trabajo de Cruz Maria Dotel , desde esta perspectiva, y desde la que le otorga un profundo trabajo de investigación, de varios meses de duración, sobre la poética del agua, tiene como valor fundamental el haber sabido integrar la visión científica con la artística y la mítica, y el pasar de la ecología al ecologismo, ejemplifica con propia creación plástica lo que son las tendencias neorrománticas del cambio de milenio, que haciendo coincidir de nuevo el ámbito de los hechos con el de los valores, en lo que toca a la percepción de los elementos de la Naturaleza y su integración en el mundo del hombre, supera a su manera el divorcio establecido por la ciencia moderna con el fin de hacer de la tierra , mas que una fuente impersonal de recursos aprovechables, el verdadero hogar del hombre y de todos los seres vivos.

Dra. Laura Gil Fiallo
Presidenta de la Asociación Dominicana de Críticos de ArteSubdirectora del Museo de Arte Moderno.













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